El español José Benito Somovilla Báez, un vecino de San Feliu de Llobregat (Barcelona), que debe seguir pagando, además de la letra del préstamo hipotecario, todos los gatos: el consumo de gaz, electricidad y agua de los Okupas que invadieron el piso que este español compró para su hija en la Ronda de la Torrasa, número 81 de Hospitalet de Llobregat (Barcelona), "desde abril del año pasado (2017)" hasta la fecha de hoy. Somovilla asegura que los okupas del piso de su hija son miembros de una "familia muy normal y muy corriente que trabajan todos, menos los dos hijos menores" -dice y añade- "trabajan en «B» (en negro) y no están justificados el ingreso de sus sueldos" para así lograr que se alargue el máximo tiempo posible el proceso Judicial abierto.
El vecino de San Feliu de Llobregat es un español de 59 años, prejubilado y padre de una hija, de 32 años, que es madre de dos hijos.
Explica Somovilla que empezó a trabajar "super duro" desde los 13 años de edad; escondiéndose trabajando en Cataluña, donde llegó a los 13 años recién cumplidos, el primer año por no tener los 14 años legales para trabajar en España en aquel tiempo.
Así asegura el catalán José Benito Somovilla Báez durante una entrevista concedida a Ñ Pueblo Lasvocesdelpueblo en su casa, la pasada mañana lluviosa del sábado, 24 de marzo de 2018.
Somovilla asegura que el piso era del banco y en venta. Interesado, llegó a un "acuerdo" con los okupas, una "oferta de dinero" para que abandonaran el piso, antes de firmar la hipoteca.
Resulta que después de la compra, los okupas se negaron a abandonar el piso.
"Yo lo que hice era ir hablar con los okupas a ver si podríamos llegar a un acuerdo". "En principio me dijeron que sí", ha dicho visiblemente defraudado por la administración, las mafias y los okupas.
"Y ahora no es el caso, se han echado por atrás". "Yo les ofrecía dinero para que se fueran". "Y ahora estamos con el tema judicial", explica el abuelo de 2 nietos cuya hija está condenada injustamente de vivir de alquiler hasta que la Justicia decida.
En palabras de Somovilla, el piso de su hija, madre de 2 hijos, está ocupado por una familia de cuatro hijos, entre ellos "dos menores de edad empadronados para dar pena a la Justicia". Además, los dos hijos mayores de edad de la familia okupa, que no están empadronados en el piso ocupado, viven igualmente en el piso y tanto estos dos últimos como la madre okupa "trabajan" y cobran sus "sueldos" en negro.
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