Ciclistas paralímpicos demuestran que no existen límites para triunfar

2018-03-09 236

La vida pone pruebas y da golpes que a veces los seres humanos no entienden. Alice Varela, Cirio Molina y Jairo Duarte tienen algo en común; los tres perdieron su pierna a corta edad y en lugar de rendirse, decidieron levantarse y concretar sus sueños a bordo de una bicicleta, para formar parte del equipo de ciclismo paralímpico de Venezuela.

Cirio Molina, con amplia experiencia en competencias paralímpicas, situado entre los primeros lugares en el ránking mundial de ciclismo paralímpico y Diploma Olímpico en Beijing 2008, sufrió la amputación de su pierna izquierda debido a un cáncer, situación que no le impidió representar a Venezuela y mantenerse en la élite del denominado ciclismo no convencional.

Para Alice Varela, el 16 de mayo de 2015 fue una fecha que cambió su vida para siempre. Un accidente de tránsito la dejó dos semanas y media en terapia intensiva y obligó a amputarle una pierna para sobrevivir. “Yo nunca me había subido a una bicicleta en la vida, siempre me caracterizaba por ser una persona perezosa, y ahora me veo con la posibilidad de ser la primera mujer que representa a Venezuela en el ciclismo paralímpico”, expresó.

Por su parte, Jairo Duarte vivió muchas noches de insomnio, momentos de crisis y depresión, luego que hace cinco años un vehículo, cuyo conductor huía de un fiscal de tránsito, lo atropelló ocasionando la pérdida de su pierna. “Cuando estoy sobre mi bicicleta se me vienen todas las emociones, sueños y pensamientos. Sueño con ganar una medalla para mi país”.
El encargado de guiar los sueños de una parte del equipo de ciclismo paralímpico es César Torrealba, entrenador con experiencia en prestigiosas competencias como el Giro de Italia. Torrealba, quien ya ha conquistado logros con los equipos venezolanos de sordolímpicos, tiene como meta ahora llevar al paraciclismo a lo más alto.

Tanto los atletas Varela, Molina y Duarte, como el entrenador Torrealba, están convencidos que las discapacidades no representan ningún impedimento para conseguir las metas que se propongan, sino que por el contrario, representan esperanza y son un ejemplo para quienes creen que todo está perdido.