El proyecto “Mulheres do Sul Global”, en Río de Janeiro, es un emprendimiento de Emanuela Farias, carioca que con 32 años, que ofrece una oportunidad a las mujeres refugiadas africanas. A través de la costura, inició un programa de reinserción social. Hay incremento de mujeres refugiadas en Río, especialmente provenientes del Congo y Angola.
Emanuela emprendió un viaje a India donde participó como voluntaria en un monasterio budista tibetano. Allí fue nombrada como coordinadora de un taller de costura. Durante su estancia en la India y su experiencia en el atelier, y al comprobar el sistema de explotación del mundo textil, comenzó a fraguarse dentro de ella la necesidad de realizar un proyecto que uniera costura y mujeres como forma de emprendimiento e inclusión social para aquellas mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
A su regreso a Brasil, no comenzó con la idea de forma inmediata, pero todos los pasos parecían llevarla al proyecto inicial. Después de realizar un documental con mujeres refugiadas, ayudada por la ONG PARES Caritas (Programa de Atendimiento de Refugiados y Solicitantes de Refugio en Río de Janeiro), percibió el incesante incremento de mujeres refugiadas en Río, especialmente provenientes del Congo y Angola. Para su sorpresa, cuenta Emanuela “siempre que encendía la cámara para grabar, las congolesas me pedían máquinas de coser, ahí fui consciente que tenía que volver a mi idea inicial de montar un proyecto de costura y mujeres”.
Tras la experiencia audiovisual y comprobar la situación de vulnerabilidad de la mayoría de las mujeres refugiadas en Río, Farias decidió escribir un proyecto y presentarlo a Shell Iniciativa Jovem con el nombre “Mulheres do Sul Global”, por esa relación sur-sur (India, África y Brasil). El objetivo era crear un negocio social donde a través de la costura las mujeres refugiadas de Río de Janeiro, pudiesen encontrar una vía de financiación personal y de emprendimiento.
El sueño iniciado en India de empoderar a las mujeres a través del reconocimiento profesional en el universo textil iba tomando forma. Junto con Tereza Vittoriano, como profesora de costura de las mujeres refugiadas el proyecto comenzó a andar con cuatro integrantes Segrace Menga (Congo) que llegó a Brasil hace tres años con su marido e hija; Celina Mayela y Bety Mvita, de Angola y Eveline Bomono también del Congo.
Actualmente, el proyecto ya ha presentado su primera colección destinada al mundo de la hostelería con vestuario para chefs de cocina, camareros, y ropa de mesa como manteles y servilletas además de delantales.
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