Un equipo de científicos suizos ha estudiado por vez primera el efecto de la hormona oxitocina en las discusiones de pareja. Así, han demostrado que esta hormona, que ya se sabía que fomenta las relaciones sociales y los vínculos amorosos, ayuda a desarrollar comportamientos positivos en los conflictos, y facilita la comunicación entre los miembros de la pareja. Un total de 47 parejas heterosexuales participaron en el experimento, que fue realizado en laboratorio. A algunos de los participantes se les aplicaron dosis de oxitocina intranasal, mientras que otros recibieron un placebo. Tras el establecimiento del conflicto entre las parejas, aquéllas que habían recibido la oxitocina resolvieron mejor sus discusiones que las otras. Según los científicos, estos resultados apuntan a que esta hormona podría servir como apoyo a determinados tratamientos estándar ya establecidos para fomentar las capacidades de relación en humanos. Las relaciones amorosas entre hombres y mujeres son a menudo difíciles y también a menudo conducen a un callejón sin salida. Sin embargo, una investigación realizada por especialistas suizos en psicología clínica y psicoterapia, de la Universidad de Zurich ha revelado que existe una vía para resolver estas diferencias, y que esta vía es hormonal.
Según se explica en un artículo aparecido en la revista especializada Biological Pshyquiatry bajo el título “Intranasal Oxytocin Increases Positive Communication and Reduces Cortisol Levels During Couple Conflict” (la oxitocina intranasal incrementa la comunicación positiva y reduce los niveles de cortisona en los conflictos de pareja), en concreto, la solución se encontraría en la hormona oxitocina. La oxitocina está relacionada con los patrones sexuales y con la conducta maternal y paternal, y actúa también como neurotransmisor en el cerebro. En las mujeres, esta hormona se libera en grandes cantidades tras el parto, dando lugar al fuerte lazo afectivo entre madre e hijo. Por otro lado, también se cree que la oxitocina está asociada con la afectividad, la ternura, el contacto y el orgasmo en ambos sexos. Definida por algunos especialistas como la "molécula de la monogamia" o la "molécula de la confianza", parece asimismo estar vinculada al establecimiento de relaciones sociales, y de las relaciones de intimidad. Según explican los investigadores en su estudio, en mamíferos no humanos se ha demostrado en diversas ocasiones que la oxitocina incrementa el comportamiento social y el emparejamiento.
En concreto, se ha demostrado que la oxitocina reduce las respuestas neuroendocrinas al estrés social, y se ha sugerido que rige los aspectos gratificantes del afecto en las especies altamente sociales. Sin embargo, hasta ahora, no se había estudiado el efecto de la oxitocina en los mecanismos del comportamiento y en la fisiología resultantes de la interacción en las parejas humanas. Para paliar este déficit de información, los investigadores reunieron a un total de 47 parejas heterosexuales a las que se le suministró oxitocina o un placebo con una dosis intranasal antes de empezar una discusión de pareja. Las sesiones de conflicto fueron grabadas en vídeo y codificadas desde la perspectiva de las interacciones verbales y no verbales (por ejemplo, del contacto visual o de las reacciones). Durante esta fase, se hicieron diversas mediciones de los niveles de otra hormona, la cortisona, en la saliva de los participantes. Estas mediciones fueron realizadas porque la cortisona está relacionada con los niveles de estrés. Los resultados obtenidos demostraron que la oxitocina incrementó de manera significativa la comunicación positiva en las discusiones conflictivas de las parejas, y que además redujo drásticamente los niveles de cortisona en la saliva de las personas a las que se les aplicó la oxitocina intranasal, y en comparación con aquéllas que recibieron el placebo. La conclusión es la siguiente las siguientes: en línea con los estudios referidos a animales que indican que la oxitocina facilita la aproximación y el emparejamiento, estos resultados implican una relación de la oxitcina con la proximidad entre las parejas. Según una de los autores del estudio, la doctora Beate Ditzen, éste sería el primer estudio de este tipo y su importancia radica en que ha evaluado a tiempo real el comportamiento de las parejas en laboratorio. Ditzen apunta así a que la oxitocina podría ayudar a aumentar los efectos de tratamientos ya existentes, como la terapia cognitiva, para mejorar la interacción social de los individuos, aunque no pueda sustituir del todo a dichos tratamientos. De hecho, la oxitocina no podría ser usada en sí como una “cura” total porque aún no se han evaluado los efectos de una administración repetida de ella en humanos.