Valladolid, 13 ene (EFE).- Unos 22.000 moteros, según la organización, han llegado hoy hasta las calles de Valladolid para cumplir con el tradicional desfile de banderas de la 35 concentración invernal de Pingüinos, donde la lluvia y el frío no han deslucido el ambiente y el olor a goma quemada.
Con el rugido de sus bestias, el escuadrón de motos en formación ha partido desde la acampada de la concentración a las afueras de la ciudad hasta el centro de la misma, donde los pingüinos han podido exhibir ante los miles de espectadores sus insignias de todos los rincones del globo.
Amenazados por una lluvia persistente transformada por momentos en aguanieve, los amantes de las dos ruedas, tanto los que cabalgaban sobre ellas como los que han aguantado estoicos en la Acera Recoletos y en la Plaza Colón, han avistado las decenas de nacionalidades representadas por las banderas que ondeaban al gas de las motos.
Desde Sudamérica, con una importante representación de Brasil y Argentina, hasta al norte del mismo continente, con varias delegaciones estadounidenses y canadienses, dos países con gran tradición motera, hasta llegar a las antípodas, con algunos ejemplares llegados desde Australia o Japón.
Tampoco han podido faltar los pendones nacionales, así como los colores autonómicos de la propia enseña de Castilla y León y otras muchas de Extremadura o el País Vasco, sin desmerecer los colores de otros territorios que también lucían algunos participantes en el desfile.
Ha sido este paseo por la ciudad un desfile rodante de miles de motos, algunas, las más numerosas, de potente y gran cilindrada que han hecho las delicias de los asistentes al dar gas y producir ese ruido tan característico que ha insuflado el ánimo de los espectadores.
Sin embargo, también han tenido su espacio en este desfile las motocicletas de menor cilindrada, donde las clásicas vespas o algunas de tres o cuatro ruedas (quads), tampoco se han querido perder su momento de gloria.
Pero, además de sus motos, la esencia que encierra Pingüinos son las historias que traen a lomos de sus amigas de dos ruedas los participantes en la concentración, que con el paso de los años ya han convertido a Pingüinos en una fecha marcada en rojo en sus calendarios.