Biografía De Adolf Hitler (1992) - Documental Completo En Castellano

2017-12-14 45

Fue el cuarto de los seis hijos de Alois Hitler, un funcionario de aduanas aficionado al alcohol, y de su tercera esposa la campesina Klara Hitler, por quién su hijo sintió toda su vida una gran devoción. Tres de sus hermanos, Gustav, Ida y Otto, murieron en la infancia. Cuando tenía tres años, la familia se trasladó a Passau, Alemania.

Adolf Hitler fue un estudiante mediocre que no llegó a finalizar la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913, donde vivió gracias a una pensión de orfandad y a algunos ingresos de los cuadros que pintaba.


En la I Guerra Mundial se alistó como voluntario en el Ejército bávaro. Hitler demostró ser un soldado entregado y valiente, aunque la más alta graduación que consiguió fue la de cabo, debido a que sus superiores consideraban que carecía de dotes de mando. Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado oficial de instrucción y se le asignó la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y democráticas. Hitler se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista, en septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido Nazi) y Hitler fue elegido en 1921 su presidente (Führer) con poderes dictatoriales. Difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que organizó y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus enemigos políticos. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera gracias a la colaboración de oficiales de alta graduación y empresarios adinerados.

En noviembre de 1923, en un momento de caos político y económico, encabezó una rebelión en Munich contra la República de Weimar, en la cual se autoproclamó canciller de un nuevo régimen autoritario. No obstante, el conocido como putsch de Munich fracasó por falta de apoyo militar. Adolf Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: Mein Kampf (Mi lucha). Fue liberado gracias a una amnistía general en diciembre de 1924. Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración entre judíos y comunistas. Consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria nacional. La representación del partido nazi en el Reichstag pasó de 12 diputados en 1928 a 107 en 1930. El partido continuó creciendo durante los dos años siguientes aprovechando la situación creada por el aumento del desempleo, el temor al comunismo y la falta de decisión de sus rivales políticos.

En septiembre de 1931, su media sobrina Geli Raubal, se suicidó con el arma de Hitler en su apartamento de Munich. Se cree que Geli mantuvo una relación romántica con su tío y que su muerte fue una fuente de dolor duradera.

Cuando Hitler fue nombrado canciller en enero de 1933, los grandes empresarios esperaban poder controlarle con facilidad. Pese a lo previsto por el poder económico, una vez que accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en autoproclamarse dictador de la nación, acumulando la presidencia del Reich y de la cancillería con el título de Reichsführer. Miles de ciudadanos contrarios al partido nazi fueron enviados a campos de concentración y se eliminó cualquier asomo de oposición. Su mayoría parlamentaria le permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial, reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales, haciendo depender los puestos de trabajo de la lealtad a su ideología. Contaba con su policía secreta, la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo.

El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política exterior impresionaron a la nación. De este modo, consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes. Puesto que se consideraban miembros de una raza superior, creían tener derecho a dominar a todas las nacione

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