El PePo es el nombre coloquial por el que se conoce a los perros de protección, unos animales que a semejanza de los perros guía ayudan a sus dueñas, mujeres víctimas de malos tratos, a llevar una vida normal y poder salir a la calle.
Su objetivo es disuadir al agresor y ganar tiempo para que las fuerzas de seguridad acudan a socorrer a la víctima. Un tiempo que muchas mujeres no tuvieron. En lo que va de año 44 han muerto en España a manos de sus parejas o ex parejas.
Los pepos tienen además una función terapéutica ya que ayudan a sus dueñas y les devuelven la autoestima. “La recuperación, el empoderamiento, el volver a querer vivir, es algo que en principio no contemplaba el Proyecto Pepo y que ahora le dan muchísima más importancia que el instinto de protección”, afirma Ángel Mariscal, adiestrador y responsable del programa.
Estos perros les permiten vivir fuera de las cuatro paredes de sus casas, les dan la independencia que necesitan para llevar una vida normal. Ellas se sienten protegidas. “Duque me ha devuelto las ganas de vivir, de salir a la calle, antes me costaba incluso ir al parque con mis hijos” dice Miriam, víctima de malos tratos, “me da seguridad”, concluye.
Proyecto Pepo
Se trata de una dinámica que lleva en marcha cerca de 8 años, cuando una mujer víctima de malos tratos acudió a Ángel para que entrenara al suyo para defenderla de su ex pareja. Ángel vio que el perro se convertía en una herramienta muy valiosa para estas mujeres. Sin embargo, entendió que el can debía recibir un entrenamiento diferente al de defensa. Debía buscar en el animal su instinto de protección y desarrollarlo. Desde ese momento se puso a trabajar en lo que hoy se conoce como los pepos.
Pero no solo los perros reciben entrenamiento, también lo hacen las usuarias. Como cualquier otro adiestramiento hay que saber controlar al animal, que haya sintonía entre ellos, y que empiecen a ser pezuña y carne. “ En los entrenamientos se practican todas las situaciones a las que ellas se pueden enfrentar en la calle”, confirma Pilar Forero, psicóloga de campo, que atiende a las mujeres durante los ejercicios.
Una relación que hoy por hoy ha devuelto la libertad a más de 40 mujeres en España. Pero aún deben seguir luchando, para dar un paso más y conseguir que estos perros sean considerados perros de servicio, de manera que puedan acompañar a sus dueñas a todas partes. En boca de América Bayón, coordinadora de bienestar animal y usuaria de Pepo, hay que evitar “que todo ese valor y toda esa armonía que ellas tienen se quede en el coche con su perro”.