La celebración del día de difuntos está marcada este año en México por los dos fuertes terremotos que sacudieron el país el pasado mes de septiembre. Las flores, velas y fotografías con las que se recibe a las almas de familiares y allegados muertos que, según la tradición, regresan de visita en estas fechas, están depositadas, en muchas ocasiones, en un altar erigido sobre escombros:
- “Nadie lo está haciendo en la casa, porque no hay casa”, explicaba una anciana. “Todo se cayó. Hay gente que lo está haciendo en la calle, hay gente que lo está haciendo en el corredor en el que se quedó. Yo me quedé en este corredor y aquí hice el altar de mi papá”.
La memoria de las casi quinientas víctimas mortales de los terromotos de los pasados 7 y 19 de septiembre está más que presente. En las localidades más castigadas, como en Juchitán, en el estado de Oaxaca, algunos residentes creen que las almas tendrán dificultades para encontrar sus altares, pero confían en que al final lo logren.