Cerca de 340.000 niños rohingya procedentes de Birmania han buscado refugio en el vecino Bangladesh en las últimas semanas y viven actualmente en una situación desesperada en la que hacen falta agua y alimentos, pero también la atención psicológica y de salud que requieren así como la "esperanza" de que el futuro será mejor para ellos de lo que es su vida actualmente, ha alertado el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF).