Cincuenta y tres años, con problemas psicológicos y diversos antecedentes. Es el perfil de este hombre al que las autoridades alemanas han detenido bajo la acusación de intento de extorsión, a la espera de comprobar si debe ser también inculpado de intento de asesinato después de que amenazara a varios supermercados con envenenar tarros de comida para bebés si no recibía millones de euros.
Su detención, en su casa de Tubinga, al suroeste del país se produjo gracias a las pistas facilitadas por los ciudadanos, después de que las autoridades hicieran público el pasado jueves el chantaje a los supermercados y difundieran la imagen que habían captado del sospechoso las cámaras de seguridad de una tienda.
