Corea del Norte está cerca de completar su fuerza nuclear.
Es al menos lo que asegura el régimen de Kim Jong-un, que afirma que el lanzamiento este viernes de su último misil balístico se realizó con el objetivo de «calmar la beligerancia de Estados Unidos» y establecer un equilibrio con ese país para que «no se atrevan a hablar de opción militar».
Reunido de urgencia el mismo día a petición de Estados Unidos y Japón, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó el nuevo y lo tildó de “altamente provocador”.
Tekeda Alemu, embajador de Etiopía en la ONU: “El Consejo condena el lanzamiento y la provocación que supone el lanzamiento de un misil balístico por parte de la República Popular Democrática de Corea y ha insistido en que todos los Estados miembros deben aplicar plena, exhaustiva e inmediatamente todas las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad”.
Rusia cumplirá con las sanciones contra Corea del Norte, pero insiste en hacer frente a “esta crítica situación” por medios político y diplomáticos.
Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia en la ONU: “Llevamos un tiempo diciendo que estamos en un círculo vicioso. Tras cada resolución llega una provocación, que desencadena otra resolución que da paso a otra provocación. Muchos estamos diciendo que en un momento u otro habrá que romper esta dinámica”.
A principios de semana, el Consejo adoptó una medida redactada por Estados Unidos, con las sanciones más estrictas impuestas por la ONU en este siglo en respuesta a su sexta y más potente prueba nuclear realizada el 3 de septiembre.
Piongyang aspira a completar sus capacidades para miniaturizar ojivas nucleares que puedan instalarse en misiles intercontinentales y sean capaces de alcanzar territorio estadounidense.