Cojímar (Cuba), 15 sep (EFE), (Imágenes: Felipe Borrego).- A los curtidos habitantes de Cojímar, el pueblecito de pescadores tan querido por Ernest Hemingway, les sorprendieron las olas de más siete metros y la fuerza de los vientos del huracán Irma, un "monstruo que parecía que iba a tragárselo todo" y al que ahora plantan "cara brava".
Irma cambió la imagen de este rincón costero al este de La Habana que inspiró al Premio Nobel para escribir "El viejo y el mar" (1952) y donde el voraz ciclón arrancó techos, portales, puertas y dejó escombros, pero no manos ociosas.
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