La coalición conservadora de la Primera ministra se ha impuesto en las elecciones legislativas, aunque con menos votos que en los comicios precedentes en los que arrebató el poder a los Laboristas.
Erna Solberg, Primera ministra de Noruega:
“Esta caricia de los votantes calienta nuestros corazones. Hemos demostrado que hacemos lo que prometemos. Hemos tenido el coraje y la energía para defender políticas que miran hacia adelante. Hemos tenido la valentía de hacer reformas, porque era necesario para mantener la bonanza y el futuro de este país”
Los Laboristas se quedan, por tanto, en el banco de la oposición tras un escrutinio que los propios dirigentes de la formación califican de “fracaso”. Con resultados aún no definitivos, pero ya irreversibles, los conservadores tienen 89 escaños y los Laboristas 80.
La campaña electoral noruega ha girado en torno a impuestos, bienestar, inmigración y petróleo. El desplome de los precios del crudo, un recurso vital para la economía noruega, radicalizó el debate político en el país escandinavo.