El Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) prepara un ataque preventivo contra Corea del Norte.
La cadena estadounidense de noticias NBC News ha revelado incluso un vídeo donde indica que los famosos bombarderos B-1 están entrenando para semejante misión. Han hecho ya 11 entrenamientos y, aclaran sus fuentes de inteligencia, estos aviones no tienen capacidad nuclear. Entonces, ¿para qué entrenan?
Según el reporte, se establece que Estados Unidos prepararía un ataque quirúrgico, audaz, rápido y efectivo, donde involucraría aviones bombarderos B-1, satélites, drones, aviones pesados de reabastecimiento, tecnología invisible y cientos de bombas que saldrían de los B-1, además de que se usaría el novedoso misil subsónico JASSM-ER, de superalta precisión. Todo esto atacaría de manera sorpresiva las edificaciones y complejos militares clave.
La inteligencia estadounidense se siente muy confiada, ya que tendría en la mira varias decenas de estos edificios que ya tiene perfectamente identificados —agrega el informe— y los cuales serían destruidos, incluso desde fuera del espacio aéreo de Corea del Norte (cientos de kilómetros fuera por la alta tecnología de los misiles), lo que agregaría aún más factor sorpresivo.
Esto por un lado. Por el otro, tenemos a un presidente de EE.U., Donald Trump, con sentencias apocalípticas, fanfarronas si no son reales, y muy peligrosas en caso de ser un hombre cabal. “Fuego y furia jamás antes vistos por el mundo”, prometió el presidente de Estados Unidos contra Corea del Norte, si sus amenazas las llegara a materializar contra territorio estadounidense.
Trump dice que, si toca un pelo de Guam, se acabó Corea del Norte. La tensión sigue subiendo, pero nadie se atreve a apretar el botón. Solo bravatas, amenaza y palabrotas. Sería muy cómico todo esto, si no estuvieran de por medio tantos millones de personas, lo que lo hace dramático y trágico. En China, la prensa deja entrever la posición oficial del Gobierno: si Corea del Norte ataca, Estados Unidos podría hacer lo que quiera. Pero si EE.UU. y Corea del Sur atacan primero e intentan derrocar al régimen de Corea del Norte, China los detendrá, asegura una publicación en Pekín, y ahí sí, el mundo temblaría.
Quien tiene mucho que perder y pensar es Estados Unidos, porque un ataque provocaría la reacción —no nuclear, sino de artillería e infantería, y poder de tierra— contra Corea del Sur. Seúl está a unos 60 kilómetros de la frontera norcoreana y una lluvia de fuego caería sin piedad sobre los surcoreanos, fuego que no podría parar EE.UU. inmediatamente.
Le tardaría mucho abatir las pequeñas posiciones de artillería con cañonazos hacia la Corea del Sur; millones morirían o se verían afectados. Esta es otra de las cosas, aparte de la nuclear, por la que tanto le piensa Washington. ¿Hasta dónde llegará esta guerra de amenazas? ¿Será todo un show? ¿O sí hay sectores de EE.UU. que quieren guerra? ¿Y para qué la querrían?
Los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es descubrir los ángulos que no dicen los Gobiernos ni los medios de comunicación.
El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la tarde; México y Colombia, una de la tarde.
Por Roberto de la Madrid.