La ola de calor que invade Madrid hace que el último kiosco de granizados y horchatas de la ciudad haga su "agosto". 73 años sirviendo granizado de limón, horchata de chufa y agua de cebada a millones de madrileños en pleno barrio de Salamanca. Durante el reportaje, HispanoPost tuvo la ocasión de ver cómo un niño pasó de casi odiar la horchata a pedirse un vaso.