El Gobierno de Brasil movilizó a más de cinco mil miembros del Ejército y la Policía en favelas del norte y el oeste de Río de Janeiro.
Se trata de una nueva operación contra el crimen organizado que dejó al menos dos muertos y una veintena de detenidos.
La operación, intentaba cumplir medio centenar de órdenes de detención que no consiguieron realizar.
Los uniformados mataron a dos pobladores en circunstancias no explicadas.
El despliegue involucró a unos 3.600 miembros del Ejército, otros 1.500 de los distintos cuerpos de la policía, más de 600 vehículos de las fuerzas armadas y 70 blindados.