Cámara al Hombro - Guatemala, paraíso para trata de blancas

2017-08-05 12

Guatemala es considerada un paraíso para la trata de personas, pero especialmente de explotación y turismo sexual.

Guatemala está ubicada geográficamente en un punto estratégico para el trasiego de armas municiones y dinero para el sur del continente americano, y de sur a norte para el tráfico de drogas, pero hay otro delito que es invisibilizado porque los registros estadísticos dependen de las denuncias de personas que son sometidas a este crimen. De hecho, el tercero en la lista de los más rentables para las estructuras criminales en el mundo.

A Guatemala llegan modelos suramericanas que reciben ofertas para trabajar en televisión o de edecanes con salarios atractivos, pero al llegar la realidad es otra y son encerradas en casas donde son sometidas a la prostitución; las hay guatemaltecas que también son engañadas para viajar a países europeos o tan cercanos como México bajo la misma modalidad.

Dentro del país, uno de los delitos más aberrantes, de acuerdo con instituciones que velan por los derechos de la niñez y la adolescencia, es que incluso servidores públicos que son responsables de la seguridad de la ciudadanía abusan de niñas y adolescentes.

Pero lo más aberrante es que los propios padres sean quienes condenen a sus hijos a un futuro desolador por medio de abusos físicos y psicológicos.

Así hay decenas de casos que recientemente han salido a la luz y que develan la cantidad de menores que han sido abusados en todos los aspectos, principalmente por sus familiares. El subregistro es de dimensiones insospechadas debido al temor de las víctimas a denunciar, sobre todo en las aéreas rurales, aunque la urbe también se da en buena medida la trata de personas.

Me encuentro en la esquina de la calle 17 y la novena avenida de la zona uno de la ciudad capital de Guatemala, un área considerada zona roja y propicia para la trata de personas, pues convergen personas de diferentes nacionalidades que van de paso hacia Estados Unidos, no obstante, cuando se les termina el dinero se quedan por estas calles para conseguir un poco de capital para continuar su camino.

De áreas rurales de Guatemala llegan menores de edad a trabajar sirviendo mesas en comedores y restaurantes, algunas ejercen la prestación y por unos ocho dólares los clientes pueden obtener servicios sexuales de acuerdo con un taxista que lleva trabajando en el sector 27 años.

Para Cámara al Hombre, Miguel Salay, Ciudad de Guatemala.

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