Las televisiones están viviendo un momento de convulsión tecnológica en los últimos años. Tras el fiasco del 3D, los fabricantes volvieron la vista hacia avances en otras direcciones, especialmente en la de la mejora de la calidad de imagen para alinearla con los métodos de captura profesionales como el ya conocido 4K o el más reciente alto rango dinámico o HDR, sin olvidar los aspectos “clásicos” como son el trabajo con las tonalidades negras (el “color noche” que decía Carlos Pumares) o los niveles de brillo o la fidelidad de los colores.