Estos mamíferos tienen un instinto de percibir catástrofes, esto se comprobó con el tsunami que afecto a las costas del Océano Indico, en Tailandia e indonesia en el año 2004. Los animales se replegaban y huían hasta las zonas que tenían mayor altura, todo gracias a su amplia capacidad de audición que percibe frecuencias que el humano no.