La Bestia, una ruleta rusa para alcanzar un sueño

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Amatlán de los Reyes (México), 13 jun (Minds/EFE).- "Dejas que te alcance a ti, no tú a ella". Cuando La Bestia se asome entre la vegetación, con su estruendoso silbido, la subida de adrenalina no puede hacer que pierdas de vista el procedimiento, en el que los segundos son preciosos. Un error puede resultar mortal.

Antes de que el tren llegue, hay que empezar a correr. Unos veinte metros, tomando velocidad, echando rápidas miradas hacia atrás para saber cuál será la góndola (vagón) a la que subir. Y una vez esta te alcance, toca aferrarse firmemente a los escalones.

Fredy Naún Hernández, un hondureño que por experiencia conoce bien el modo de subir a La Bestia, la red de trenes de carga que miles de migrantes utilizan como modo de transporte para atravesar México rumbo a Estados Unidos, viaja ligero.

En su mochila hay sitio para una prenda de abrigo, una manta -"en las madrugadas se siente bien helado"- y unos pocos objetos de aseo personal. No lleva ningún recuerdo de su familia. "Todo en el corazón", dice con una sonrisa.

Es la tercera vez que Fredy intenta completar el viaje desde su Honduras natal hasta EEUU. La última vez lo detuvieron en Texas, tras cruzar las aguas del Río Bravo (llamado Grande en EEUU).

Ahora, acompañado de su primo Miguel Ángel, dice que subir a La Bestia es "un juego de azar, como una ruleta rusa".

En el pequeño albergue de Las Patronas, en el oriental estado de Veracruz, donde un mural de la geografía mexicana plasma las arterias de La Bestia recordando que "los sueños también viajan", Fredy relata a Efe cuáles serán sus próximas paradas: Ciudad de México, San Luis Potosí, Saltillo y Nuevo Laredo, desde donde cruzará la frontera para llegar a Laredo, en Texas.

Buena parte de los migrantes que cada año recorren México -Amnistía Internacional calcula que unos 400.000 al año- suben al tren carguero en Tenosique (Tabasco) o Tapachula (Chiapas).

Los puntos a los que llegan estas personas, en su mayoría procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, una vez alcanzan la frontera del norte son diversos, dependiendo de si optan por la ruta del Pacífico (oeste), la central o la del Golfo (este).

En Tijuana está el muro con EEUU, Nogales es sinónimo de duras jornadas en el desierto y el este implica cruzar el Río Bravo.

Los caminos que recorren los migrantes pueden llegar a sumar 3.000 kilómetros; la ruta del Golfo, que finaliza en el estado de Tamaulipas, es la más rápida y la más peligrosa, por la presencia de grupos del crimen organizado.

La opción de La Bestia no es la única para atravesar México. Aunque Fredy siempre ha hecho la ruta en tren, reconoce que el autobús es un transporte mucho más seguro. "¿Quién te va a asaltar en el bus?", reflexiona.

Pero "siempre que vas a comprar un boleto de autobús tienes que tener la identificación", por lo que se arriesga una detención, explica.

Subidos durante días al techo del tren o en los espacios entre vagones, los migrantes d

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