Lomas de Oquén (Guatemala), xx mar (EFE).- Maíz, agua y sal. El hambre en Guatemala sabe a eso, a tortillas con sal. Es lo único que la decena de menores que habitan la finca El Caserío, en las áridas laderas del oriente del país, se llevan a la boca cada día a causa de una sequía que parece no tener fin.
Apenas 400 calorías para alimentar unos cuerpos enflaquecidos hasta hincharse que deambulan bajo un sol que hace cuatro años venció a las nubes. Desde que no llueve, los niños han dejado de imaginar. El hambre les ha robado la capacidad de soñar.
La aldea de Lomas de Oquén se esconde tras una decena de caminos de piedras blancas que serpentean entre las montañas del departamento de Chiquimula, en pleno Corredor Seco centroamericano.
En esa corredor, que abarca sobre todo territorios de Guatemala y Honduras, 3,5 millones de personas enfrentan una situación dramática debido a las consecuencias una sequía agudizada desde 2015 por el fenómeno climático de El Niño.
Naciones Unidas ha lanzado un Plan de Respuesta Humanitaria de 12 meses, con el fin de ayudar a sus socios en esos países y a los gobiernos a prestar asistencia alimentaria, cuidado de la salud, agua y saneamiento, nutrición y recuperación de medios de vida de los damnificados.
En Lomas de Oquén, la aldea donde está enclavado El Caserío, viven 117 familias. Son 447 habitantes y todos tienen hambre.
Siempre han tenido hambre. Las tierras arenosas de las montañas sólo ofrecen maíz y frijoles. Antes, cuando el invierno aún no había sido secuestrado, doña Leopolda cultivaba también tomates y patatas. "Ahora no se dan", dice mientras busca una sombra bajo la veranesca, el único de los rosales que resiste.
Hace cuatro años, en un mes de mayo, "la lluvia empezó a fallar". "Debería llover de mayo a septiembre, pero si cae algo no es antes de junio", relata Alejandro, un jornalero de 47 años con 6 hijos a su cargo.
Hoy el pueblo apenas registra 200 milímetros de agua, cuando necesitaría alrededor de 380 milímetros. Sin lluvia no hay cosecha y sin cosecha Doña Leopolda no tiene con que alimentar a su familia. Hasta las gallinas y los chompitos, como conocen aquí a los pavos, son tan huesudos que no sirven para el caldo.
IMÁGENES DE ENERO Y JULIO DE 2016
Información realizada entre la agencia EFE y Unicef que sirve de apoyo a la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres 2017 que se celebra desde el 22 al 26 de mayo en Cancún México)
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