Madrid, 09 may (efesalud.com). La doctora Marta Guillén Vicente, traumatóloga y responsable de la Unidad de Miembro Superior de la Clínica CEMTRO de Madrid, nos explica y nos muestra en este videoblog las diferencias y similitudes entre dos enfermedades inflamatorias crónicas que dañan las articulaciones de la mano hasta deformarlas: la artritis, que ataca al líquido sinovial, y la artrosis, que degenera el cartílago.
La artritis, en muchos casos relacionada con el sistema inmunológico -el cuerpo arremete contra las articulaciones sanas- deforma, en fases avanzadas, las manos y los pies. La artrosis, vinculada más con la edad, afecta a las caderas, las rodillas y a los dedos de las extremidades.
Artritis y artrosis, más prevalentes en las mujeres que en los hombres (tres veces más en Europa o EEUU y hasta seis más en Latinoamérica), ocasionan dolor y rigidez en las articulaciones y crean dificultades en el movimiento al degenerar el cartílago, protector o amortiguador que evita el roce de los huesos.
Del estudio Emartro, realizado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), se deduce que los pacientes suelen ser mujeres, con una media de 68 años, con un sobrepeso importante u obesidad, con artrosis en diversas localizaciones y con casi el doble de probabilidad de sufrir otras enfermedades.
Además, presentan un dolor de moderado a severo y, a pesar de ello, alrededor del 14% no recibe un tratamiento específico. De las que reciben tratamiento, el 50% se tiene que conformar con un paracetamol.
"Y la mano es depositaria de muchas artritis y artrosis debido a que está llena de huesos y articulaciones. La mas frecuente es la artritis que se localiza en la interfalángica distal, que es la última articulación de los dedos (antes de la uña)", apunta la doctora Guillén.
"A simple vista son manos con dedos hinchados, pero con una extensión bastante aceptable; cuando le decimos al paciente que doble los dedos, que cierre el puño, se produce una limitación de la movilidad. Es una inflamación que impide el rango de movilidad articular completo", continúa.
"Una vez que se supera la fase inflamatoria y de dolor, de flemón -opina-, persistirá cierta deformidad residual, pero la movilidad suele ser completa. Si la pérdida de movilidad no fuera recuperable sería necesaria la cirugía", añade.
La artrosis en la mano se concentra en la articulación del dedo pulgar.
"El pulgar lo usamos tanto para hacer pinza y flexionar, doblar, como para hacer movimientos rotacionales o de abducción y aducción, lo que le confiere cierta complejidad. La fuerza de la pinza se necesita para poder realizar muchas actividades de la vida diaria", señala.
"Cuando tenemos artrosis en el pulgar se desarrolla un signo llamado 'de hombro', que es una inflamación dorsal. La falange metacarpiana intentará abrir la palma de la mano, que tiende a cerrarse por la artrosis. Todo el dedo, en compensación, tiende a efectuar hiperextensión", describe la traumatóloga.
Una radiografía visualiza el origen de la patología.
"La falange metacarpiana y el trapecio han perdido el cartílago y se tocan produciendo inflamación y dolor; incluso vemos quistes subcondrales con osteofitos -excrecencias óseas- que van a producir más dolor articular", observa.
"La articulación, entonces, se va quedando quieta, perdiendo movilidad; y esa quietud natural hace que desaparezca el dolor en la mayoría de los casos. Se necesitará tratamiento quirúrgico para solucionar la discapacidad", concluye la traumatóloga Marta Guillén Vicente.
La OMS registra que un 1% de la población mundial padece algún tipo de artritis o artrosis en cualquiera de las articulaciones del cuerpo humano. Los rayos X revelan esta degeneración articular en el 60% de los adultos mayores de 60 años y en el 80% o 90% de los pacientes mayores de 75.
En España, un 15% de la población padece algún tipo de artrosis y su prevalencia experimentará un crecimiento muy significativo en las próximas décadas debido a la mayor esperanza de vida y al aumento del sobrepeso y la obesidad.
Según los expertos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEM), el porcentaje de personas afectadas de artrosis aumenta en los grupos de obesos -con Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30-, y se incrementa cuando la obesidad se relaciona con cualquier otro factor de riesgo cardiovascular, como hipertensión arterial, trastornos lipídicos o diabetes.
Artritis y artrosis, por tanto, no solo causan dolor, discapacidad y un gran coste sanitario, sino que también afectan al ámbito laboral, a la vida familiar, a las relaciones de pareja y generan también depresiones. Necesitan una atención integral.
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