El “sexo hormonal”, como indica su nombre, es el que tiene que ver con las “hormonas”, sustancias químicas que circulan en la sangre y que regulan procesos fisiológicos. Proceden de las glándulas y éstas, dependiendo del sexo, son los “ovarios” femeninos y los “testículos” masculinos. Ambos órganos liberan hormonas sexuales y la “hipófisis cerebral o glándula pituitaria” regula su liberación. Las hormonas sexuales, “testosterona” y “estrógenos”, son esteroides que a su vez son moléculas sintetizadas a partir del colesterol. Genéricamente las “hormonas sexuales” se denominan “andrógenos” u hormonas masculinas y “estrógenos” u hormonas femeninas. Ahora bien, los hombres tienen también hormonas femeninas y las mujeres poseen hormonas masculinas, todo depende de la cantidad. Las mujeres tienen mayores concentraciones de estrógenos y los hombres, mayores concentraciones de andrógenos. Las “hormonas femeninas” más importantes son el “estradiol” y la “progesterona”, que son segregadas por los “ovarios”. Los niveles de “estrógenos” son bajos durante la niñez, pero aumentan extraordinariamente durante la pubertad, siendo responsables de la maduración del aparato reproductor femenino y del desarrollo de las mamas. En la mujer los niveles hormonales siguen un ciclo regular de 28 días y las concentraciones en sangre son muy variables, mientras que en el hombre las fluctuaciones son rápidas cada día. La principal “hormona masculina” es la “testosterona”, que se libera principalmente en los testículos y es responsable de los efectos masculinizantes. Antes del parto, los niveles altos de “testosterona” son fundamentales para el desarrollo del sistema reproductor masculino. Posteriormente, en la pubertad, los aumentos de la “testosterona” son responsables también de las llamadas características sexuales secundarias, como el aumento del vello corporal, el desarrollo muscular, el aumento de los testículos, etc.
En el desarrollo de la “testosterona” hay tres momentos importantes. El primero es el periodo prenatal, entre la octava y la vigésimo cuarta semana del embarazo. El segundo es, aproximadamente, unos cinco meses después del nacimiento. El tercero tiene lugar en la pubertad. Estos periodos se denominan periodos activadores y organizadores, porque parece que el cerebro es durante ellos mucho más sensible a las hormonas sexuales.