Los olores son fétidos, un basurero, un enorme desagüe y un cementerio, todo en el mismo lugar, aquí converge el peligro, la necesidad.
Pero también el sustento de muchas familias. Desde hace muchos años cientos de personas se ganan la vida recolectando desechos en el vertedero más grande de la Ciudad de Guatemala, un trabajo peligroso, no solo para la salud, sino por los constantes derrumbes que le han cegado la vida a muchos guajeros, como se les conoce a los recolectores de desechos; hay algunos que llevan décadas en este lugar y han pagado las consecuencias.
Decenas de niños deambulan en las estrechas calles aledañas al basurero de la zona 3, sin mayor reparo, muchos de ellos también trabajan en el vertedero expuestos a la contaminación que emana del lugar. El alcoholismo y el abandono son parte del paisaje, sin embargo, de lo que se sabe poco es de los que río abajo trabajan entre los desechos que emanan de la ciudad,
Esta es la caverna de donde emanan las aguas negras de la Ciudad de Guatemala. Es conocida como la mina porque las personas que trabajan acá, buscando metales, han encontrado incluso oro, plata y bronce. El trabajo no es fácil, de hecho es muy difícil y arriesgado, pero es lo único que tienen a falta de un empleo que les garantice alimentación y cobijo a sus familias.
El gas metano que produce la basura empuja junto a los cientos de toneladas de desechos y a ras de suelo se puede observar cómo de algunas grietas emana de la tierra un peligro que deben correr los mineros para ganarse la vida o dejarla en el intento.
La muerte está al acecho constantemente. Las lluvias han socavado la tierra de tal manera que cientos de nichos del cementerio general de Guatemala, que se encuentra unos 50 metros arriba de la mina, caen sin avisar; los aludes han sido la principal causa de muerte en la mina.
La buena fortuna también llega cuando menos se lo esperan. Uno de los trabajadores de la mina encontró un medallón valorado en unos 2000 dólares en una ocasión.
De acuerdo con el portavoz municipal, el ingreso a la mina no está permitido por el constante peligro, sobre todo en época de invierno. No ha pasado un año desde que desaparecieran 26 personas y se rescataran cuatro cadáveres como resultado de un alud por el que incluso el Ministerio Público podría delegar responsabilidades.
Aunque el peligro es constante en la realización de uno de los trabajos más peligrosos de Guatemala, los mineros bajarán una y otra vez a buscarse la vida o quizá la muerte.