La caída del precio internacional del café en los últimos años ha obligado a los pequeños productores de Costa Rica a buscar nuevas formas para ofrecer sus productos.
Es así que el turismo, la principal actividad del país, se ha unido a la producción de café de alta calidad. El público nacional ha podido a través de eventos como las ferias, conocer en una relación directa con los productores, todas las posibilidades que ofrece la actividad cafetalera nacional.
La fama internacional de la calidad del café de Costa Rica está directamente ligada a la tradición de los pequeños productores de la zona conocida como el Valle de los Santos. Aquí en el límite de los más de 863 kilómetros que lo componen, la pequeña comunidad de Frailes ha organizado por más de una década la feria del café más conocida del país.
Esta zona que es la casa del Grano de Oro; el mejor café del mundo, es también el epicentro de esta feria que ha sido reconocida por importantes instituciones y que luego de diez años se ha consolidado como un modelo de desarrollo local y de promoción de la cultura cafetalera costarricense.
La feria que anualmente recibe más de 14.000 visitantes ha sido una ventana para los productores locales que han logrado relacionar la actividad turística con la producción de café de gran calidad.
En el año 2014, el café de la familia Navarro consiguió el primer lugar en el concurso mundial de barismo. Desde entonces y conquistando con su calidad al mercado nacional, esta pequeña empresa ha logrado tostar y vender en el país el café que antes solamente se destinaba a la exportación.
Los organizadores esperan que en un futuro no muy lejano el esfuerzo de toda una comunidad pueda verse reflejado en un parque temático sobre el café, una apuesta permanente de unión entre el café de calidad y el turismo rural.
Mauricio Inostroza, Frailes, Costa Rica.
