Quinto día consecutivo de protestas en Rumanía contra la despenalización parcial de los delitos de corrupción aprobada por el Gobierno.
Las que se han convertido en las manifestaciones más grandes desde la caída del comunismo han provocado que el Ejecutivo se plantee dar marcha atrás. El líder de los socialdemocratas, Liviu Dragnea, ha dicho que va a proponerle al primer ministro una solución para calmar el malestar social.
“Queremos un cambio. Ahora mismo mi hija está dormida pero espero que cuando se despierte lo haga en un mundo mejor y que nos olvidemos de que estos días han sido una fea pesadilla para nosotros”, decía un manifestante.
El defensor del pueblo asegura que llevará el caso ante el Tribunal Constitucional.
El descontento social es tal que muchos analistas consideran que no bastará con la derogación del decreto y que el Gobierno, que lleva un mes en el cargo, ha perdido toda legitimidad.
