Ya no asustan a los niños en las calles, pero su recuerdo sigue presente en el este de Mosul. Borrar las huellas del Dáesh, sus dibujos de combatientes, sus eslóganes radicales, sus amenazas… es el objetivo de un grupo de jóvenes iraquíes que trabajan casi sin descanso pintando vallas y muros en las zonas de esta ciudad controladas por el Gobierno, que lanzó una gran ofensiva hace tres meses.
“Es un día muy bonito, muy hermoso, el día en que nos deshacemos de estas imágenes horribles y bárbaras”, decía un hombre mientras cubría con pintura blanca un mural propagandístico del Dáesh. “Estamos felices, porque hemos terminado con ellos. Espero que las cosas mejoren. De un día hermoso a uno más hermoso aún. Si Dios quiere, la vida será normal y hermosa otra vez”.
Las fuerzas iraquíes están desactivando minas y explosivos en las zonas liberadas recientemente para facilitar el retorno de residentes. Sin embargo, muchos siguen teniendo miedo… El Dáesh lo alimenta desde el oeste de Mosul bombardeando los barrios liberados en el este. Al menos cinco personas han muerto en estos ataques en las últimas horas.