Con abnegado sentido del deber más que esperanzas. Los equipos de rescate italianos continúan excavando en busca de supervivientes seis días después de que un alud sepultara el hotel Rigopiano, en una zona montañosa de los Apeninos, y arrastrara todo lo que encontraba a su paso.
Este lunes conseguían sacar de entre las ruinas y el hielo el cuerpo de una mujer que estaba en la zona próxima al bar, con lo que el trágico balance de la tragedia sube a siete víctimas mortales. Es el número oficial, al que sumar la más que probable muerte de los otros 22 huéspedes catalogados como “desaparecidos”, entre ellos el hijo de este hombre que desesperado cuenta a los medios que la novia de su hijo pudo ser rescatada, y que avisó a los servicios de socorro de que al lado suyo estaba su cuerpo sepultado por la nieve y los escombros. Pero no han podido sacarlo, se lamenta, “les pregunté porque la chica hablaba del cadáver, que se veía el brazo, pero no han bajado a por él”.
Los once supervivientes se recuperan, como la chica a la derecha de las imágenes, de las terribles horas pasadas bajo la nieve a la espera de ayuda. Ayuda que habría tardado demasiado en llegar a un lugar donde quizá nunca debería haberse construido un hotel, según las primeras investigaciones que no descartan el homicidio múltiple doloso.
