Los equipos de rescate trabajan sin descanso para intentar encontrar a alguien con vida bajo los escombros humeantes del edificio de 17 plantas que el jueves se derrumbó en Teherán, la capital iraní.
Dentro del inmueble podría haber aún unas 27 personas, la mayoría bomberos, que ayudaron a evacuar el edificio en llamas y quedaron atrapados cuando éste se vino abajo.
El alcalde de la capital iraní cifraba este jueves en al menos 20 los muertos. Hay más de ochenta heridos. La tragedia ha conmocionado al país. El líder supremo, Alí Jamenei, ha pedido que se dé “prioridad” a las operaciones de rescate. Por todo Irán, la población rinde homenaje a los bomberos y alaba su valentía.
El llamado edificio Plasco, construido en 1962, fue el primer rascacielos de Teherán. Albergaba un centro comercial con centenares de tiendas, almacenes y talleres de confección. Las autoridades de la capital iraní habían advertido en varias ocasiones a los gerentes del inmueble de la fragilidad de la estructura del edificio.
El jueves, a primera hora, se desató un incendio. Los bomberos evacuaron rápidamente el inmueble, pero el derrumbe tomó por sorpresa a muchos de ellos, que luchaban contra las llamas en el interior. El presidente Hassan Rohani ha reclamado la apertura inmediata de una investigación sobre las causas de la tragedia.
