Madrid, 15 ene (EFE).- Elton es capaz de aportar la prueba casi definitiva de un asesinato detectando una gota de sangre dentro de un altavoz de televisión y a Tiétar no hay cebo envenenado que se le resista. Ambos, como los otros 550 perros de la Guardia Civil, están entrenados además para nuevas amenazas como el terrorismo yihadista.
Lo que el ojo no ve, incluso después de haber pasado la fregona y limpiado concienzudamente el escenario de un delito, unos "agentes" de elite de la Guardia Civil, sus perros policía, lo huelen, lo detectan, lo marcan. Incluso, marcan cadáveres sumergidos en el agua.
Javier Haro, capitán jefe de la Unidad Cinológica Central, la "UCO" de este servicio del instituto armado, explica a Efe que esos 550 perros, dirigidos por unos 440 guías, se distribuyen por todas las comandancias del cuerpo en las especialidades de detección de drogas, de explosivos y de seguridad y rescate.
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