La Policía israelí ha impedido que la familia del palestino que arrolló con un camión a cuatro soldados en Jerusalén Este le rindiera homenaje. Además, ha detenido a nueve personas, cinco de ellas miembros de su círculo más cercano.
“Iba a la mezquita como todo el mundo. Tenía una vida feliz, sin problemas. Estaba casado y tenía hijos. Lo que ha pasado es algo normal, es una respuesta a lo que está pasando Al-Aqsa”, decía su primo, Mohammed Qunbar, que denuncia la profanación de la Explanada de las Mezquitas por los colonos israelíes.
Las autoridades también han anunciado que no devolverán el cuerpo del atacante, demolirán la casa de la familia y rechazarán los permisos de reunificación familiar para varios residentes en Cisjordania.
Asimismo, el gabinete de seguridad ha aprobado el uso de la detención administrativa para sospechosos de simpatizar con el autodenominado Estado Islámico.