Perros: Un mundo de olores

2016-12-31 44

Tu perro experimenta todo un universo gracias a su inquieta nariz, pero no el mismo que tú percibes con tus sentidos, sino uno que únicamente él es capaz de reconocer. Si bien no goza de una aguda vista, se vale de su olfato para procesar la información del entorno y reconocer qué es y dónde está todo aquello que se le presenta, así como para detectar objetos, enfermedades y personas que un humano nunca podría ver por sí mismo. Para comprender esta increíble habilidad con la que cuentan, es preciso entender algo sobre su compleja anatomía. Dado que poseen dos rutas distintas en su narices para respirar y oler por separado, pueden percibir el olor de todas las partículas que viajan por el aire de forma específica y detallada. Este trabajo lo hacen permanentemente, ya que inhalan y exhalan aire aproximadamente cinco veces por segundo. Así logran reconocer qué es lo que hay, donde está y a dónde se dirige todo lo que se encuentra a su alrededor. Mientras que un humano tiene cinco millones de receptores olfativos, las de los perros cuentan con cientos de millones, que envían la información a un sector del cerebro (que también se encuentra más desarrollado que el del ser humano) en el que los olores se procesan y se memorizan.Y es así como se les abren las puertas de todo un universo que al ser humano se le escapa. Al pasear por la calle, las narices de los perros son como una antena que los conectan con la totalidad del ambiente: pueden percibir el aroma de alguien que pasa por la calle vecina rápidamente con un auto, el contenido de la basura del vecino y hasta cada tipo de árbol con todos los pájaros e insectos que habitan en él. Por eso, a la hora de salir, suelen reaccionar con ansiedad y exaltación: son muchos estímulos los que les llegan, algo así como si tú al abrir la puerta de casa escucharas a todo volumen una orquesta, una banda de rock y varias películas a la vez. Con sus narices también pueden identificar a una pareja, a un enemigo, el ciclo de ovulación de las hembras, y hasta el estado de ánimo y de salud de los humanos. Gracias al órgano vomeronasal, ubicado en el hueso vomer entre la nariz y la boca, pueden olfatear e interpretar las hormonas que todos los seres vivos liberan naturalmente.