Especulación inmobiliaria en Chile aprovecha la falta de regulación urbana para construir edificios que venden un estilo de vida moderno en 20 metros cuadrados.
Esta oferta contrasta con la alta calidad de vida de barrios populares estructurados por la organización colectiva. La estación ferroviaria más antigua de Santiago, capital chilena, da el nombre a un municipio donde no existe un plan regulador. Por eso es posible aquí reemplazar manzanas enteras de viejas casas de adobe con monstruos de cemento de hasta 40 pisos. Aquí se vende un sueño imposible de clase media.
En esta misma zona, la oficina de Castillo asesoró a un colectivo de pobladores para levantar un proyecto diametralmente diferente. Este es el barrio de La Victoria, no lejos de Estación Central, donde hace 59 años un grupo de 5000 familias protagonizó una épica ocupación de terrenos.
La diferencia está en la participación. Ciudadanos versus consumidores. Poco buen vivir prometen las nuevas calles de Estación Central... Es cosa de comparar. Son dos modos antagónicos de vida. Uno el comunitario, colectivo, nacido de la organización popular y otro, el que ofrece el mercado, de la especulación inmobiliaria.
Alejandro Kirk, Santiago de Chile.