Entre los fallecidos hay 27 policías y dos civiles muertos en dos explosiones registradas en las inmediaciones del estadio del Besiktas, poco después de que concluyera un partido de la superliga.
La primera explosión ha sido provocada por un coche bomba detonado por control remoto y, 45 segundos después, un kamikaze hacía explotar la carga que portaba.
El ministro del Interior turco ha informado de que diez personas han sido detenidas por su presunta implicación en estos ataques.
Aunque en el momento de los atentados los aficionados ya habían abandonado el estadio, esta zona registra mucho tráfico los fines de semana ya que se encuentra a poco más de medio kilómetro de la plaza de Taksim, centro del ocio nocturno de Estambul en el que hay muchos hoteles.
Por el momento las autoridades turcas no han precisado si algún grupo se ha atribuido la autoría de estos ataques.
En un comunicado hecho público por Presidencia se recuerda que Turquía ha sufrido numerosos atentados en los últimos años y se afirma que “el nombre y los métodos de las organizaciones terroristas no tienen importancia alguna”.
El texto lanza también una crítica a “los países que han elegido apoyar a las organizaciones terroristas”, en una aparente referencia a la Unión Europea, a la que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusa con frecuencia de dar refugio a combatientes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán.