Ese es el objetivo del foro que termina el miércoles en la capital tunecina y que ya ha obtenido varios compromisos como el del Banco Europeo de Inversiones o la Agencia Francesa de Desarrollo que llega con un plan de asistencia de 1000 millones de euros en 3 años.
Beji Caid Essebsi, presidente del único país que ha sacado rédito de la primavera árabe se ha mostrado confiado en las posilidades que ofrece el país para los inversores después de que, en septiembre, se aprobara una ley que reduce la burocracia, limita las tasas sobre los beneficios y facilita las inversiones.
No es la primera vez que el país organiza una conferencia de este tipo cuyas promesas de ayuda y préstamos no fueron cumplidas.
Túnez está bajo presión después del paquete de ayuda del FMI que exige reformas como los recortes en el gasto público y que corren el riesgo de generar una nueva ola de protestas sociales.