La palabra celos deriva del griego (Zealous) y alude a la emoción que genera la sospecha o la certeza de algo que amenaza a una relación valiosa para nosotros, clave tanto en hombres como en mujeres.Pero existen diferencias de género en las situaciones que desencadenan los celos. Según las teorías socioculturales y evolucionistas, la mayor preocupación de los hombres se da ante la infidelidad sexual mientras que en las mujeres opera de detonante la infidelidad emocional. El motivo, según estos teóricos, se debe a la herencia evolucionista: para ellas el riesgo es la pérdida de recursos, la pérdida de compromiso y de intimidad que amenazan la continuidad de la pareja, y para ellos, el riesgo es el de invertir dichos recursos en un hijo que no es suyo. Se trataría en cualquier caso no de una relación triádrica sino de un cuarteto que incluye al rival, al miembro de la pareja objeto de deseo, a la víctima de los celos y a la comunidad que se encarga de que se cumplan las reglas de juego, fomentando las conductas que se ajustan a las reglas e inhibiendo aquellas que se apartan. La comunidad es la que regula la situación en la que deben manifestarse los celos porque existe auténtico peligro para la pareja y el contexto. “Las normas y roles de género dominantes en un contexto ideológico van a determinar la percepción que ellas y ellos poseen de sus compañeros, creando diferentes expectativas ante el comportamiento social del sexo opuesto”. Otro factor que se analiza desde este punto de vista es el rival. Según las características del rival, éstas afectarán o no a la autoestima o autoconcepto de la víctima. El rival es el objeto de comparación por lo que los celos aumentarán en la media en que el rival destaque en aquellos atributos que resultan importantes para la víctima de los celos. Estas carácterísticas son dominancia (status en general de la persona), y atractivo físico. Una rival atractiva será objeto de mayores celos por parte de las mujeres y un hombre con status profesional y social elevados será objeto de mayor preocupación por parte de los hombres aunque esto último presenta matices: un rival con escasa dominancia afecta igualmente a los hombres porque amenaza a su autoconcepto; un sujeto de escasa valía supone un mayor insulto de cara a su amor propio. Los hombres relacionan el sexo con los logros personales y el orgullo.