El Reino Unido renuncia a sanear sus cuentas públicas y revisa a la baja sus previsiones de crecimiento por el “brexit”.
Resistir, este es el objetivo del ministro de Economía británico, Philip Hammond, trazado con todo detalle durante su primera Declaración de Otoño ante los Comunes.
Este año el crecimiento alcanzará el 2,1%, una décima por encima de las previsiones, pero el año que viene las cosas serán muy distintas.
“La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR) revisa a la baja las previsiones de crecimiento para 2017 hasta el 1,4% por los bajos niveles de inversión y la frágil demanda de los consumidores que vienen determinados por una gran incertidumbre y una inflación al alza consecuencia de la depreciación de la libra esterlina”, según el ministro de Economía británico, Philip Hammond.
Hammond ha reconocido implícitamente una evidencia, que el “brexit” tiene sus consecuencias. No obstante habrá un fondo de estímulo a la productividad de 23.000 millones de libras (casi 27.000 millones de euros).
Chancellor announces a £23 billion National Productivity Investment Fund #AutumnStatement pic.twitter.com/dHP8Nig8RH— HM Treasury (@hmtreasury) 23 November 2016
“Hemos optado en esta “Declaración de Otoño” por dar prioridad a las inversiones de alto valor añadido, especialmente en infraestructuras e innovación que contribuirán directamente al aumento de la productividad del Reino Unido”, ha dicho Hammond.
El caso es que la deuda pública seguirá subiendo hasta un techo del 90.2% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 83,8% actual.
Hammond no cumplirá la promesa de su predecesor George Osborne, contrario al “brexit”, y no habrá superávit de las cuentas públicas en el ejercicio 2019-2020.
Los deberes quedarán para la próxima legislatura.