Puede que en el colegio e instituto hayamos tenido buenas notas y al llegar a la universidad, nuestras calificaciones hayan descendido drásticamente. Entre otras causas, aumenta el nivel de exigencia y debemos analizar nuestros hábitos y forma de estudio. María Solano aboga por no dejarse llevar por el desánimo y echar mano de nuestra capacidad de resiliencia.