Madrid, 9 nov (EFE).- El cineasta japonés Hirokazu Kore-eda vuelve a zambullirse, quizá por última vez, en los recovecos de las relaciones familiares en "Después de la tormenta", su decimotercer largometraje de ficción: "Siento que ya he hecho y dicho todo lo que podía sobre esto", confiesa en una entrevista con Efe.
Cuesta creerlo, porque el realizador, ganador de una treintena de galardones internacionales, es un auténtico malabarista de la sencillez, experto en contar con una facilidad pasmosa la pérdida, la memoria, los sueños frustrados o las relaciones familiares.
"Es verdad -asegura en una entrevista con Efe en el marco del 64 Festival de San Sebastián donde presentó su película en la sección Perlas-, pienso ya en intentar hacer otro tipo de películas. Hasta ahora, casi todas estaban basadas en la familia, pero siento que ya he hecho y dicho todo lo que podía sobre esto; quizá lo retome cuando tenga 70 años", se ríe.
Junto a él, la maravillosa C, pieza clave en sus películas, que bromea con esa posibilidad, mientras niega con la cabeza: "Entonces ya no tendrás papeles para mí", le dice.
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