Una fuerte réplica de 4,8 grados en la escala de Richter ha estremecido este martes por la mañana el centro de Italia. En Norcia, como en las otras localidades siniestradas por el terremoto del domingo, estas sacudidas están desmoronando las viviendas que aún se mantenían en pie. Se calcula que este seísmo, el tercero desde finales de agosto, ha dejado a otras 15.000 personas sin hogar.
Otro problema que se plantea ahora es qué hacer con el ganado, principal fuente de riqueza en esta región montañosa del corazón transalpino, puesto que muchas cuadras se han venido abajo y los caminos han quedado cortados.
Angelo Stazzo, un pequeño ganadero de Castelsantangelo, nos explica que normalmente tiene los animales en la montaña desde mayo hasta noviembre, pero que, debido a lo que está pasando, ha tenido que ir a buscarlos antes de tiempo. “Si las autoridades nos proporcionan un cobertizo, podremos darles un refugio. De lo contrario, no tendremos ninguna solución para el invierno”, asegura.
Angelo y su amigo Agostino perdieron cerca de 300 reses en el terremoto de agosto. Según el principal sindicato agrícola, unas 3.000 explotaciones ganaderas como las suyas están ahora en peligro.
“Es hora de volver a casa, ¿pero a qué casa? Ya no hay ninguna casa”, se lamenta.
No es el único en esta situación. Mucha gente del campo, que se ha negado a irse dejando atrás su ganado y sus tierras, vive ahora en caravanas sin electricidad ni agua caliente.
