El presidente ruso, Vladímir Putin, ha acusado a Occidente de culpar a Rusia de todos los males del mundo, sobre todo por su intervención militar en Siria. Durante un foro empresarial en Moscú, aseguró que su país vetó la resolución francesa sobre Siria porque el texto echaba “toda la culpa” al Gobierno de Bachar al Asad. Putin acusó a París de provocar intencionadamente dicho veto.
Las tensiones entre Rusia y París quedaron patentes cuando, este martes, Putin decidió “aplazar” una visita prevista a la capital francesa, el día 19, para hablar con el presidente François Hollande sobre Siria.
Tras el veto ruso, la reacción de Hollande fue mostrarse dubitativo sobre la conveniencia y utilidad de recibir a Putin. El mandatario francés aseguró que de recibirlo, le diría que lo consideraba “inaceptable” y que “es incluso grave para la imagen de Rusia”. Hollande también dijo que quienes cometen crímenes de guerra en la zona oriental de Alepo deberán responder ante la Corte Penal Internacional.
INFO #QUOTIDIEN
Hollande hésite à recevoir Poutine et brandit la menace de la Cour pénale internationale
➡️ https://t.co/Ku4vczQarG pic.twitter.com/H9rrBhYIOu— Quotidien (@Qofficiel) 9 de octubre de 2016
“Se culpa a Rusia de todos los pecados mortales. Nadie habló con nosotros, nadie discutió nada con nosotros y acabaron presentando esa resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, obviamente esperando nuestro veto. ¿Para qué? Para agravar la situación y atizar la histeria antirrusa”, declaró.
Putin señaló que es “muy difícil” dialogar con la Administración Obama. “Prácticamente, no hay diálogo”, dijo. También tendió la mano al futuro presidente o a la futura presidenta de Estados Unidos.
Respecto a las filtraciones lanzadas por piratas informáticos sobre malas prácticas en el Partido Demócrata durante la campaña, Putin aseguró que no forman parte de los “intereses de Rusia”. Según el jefe del Kremlin, “se ha provocado histeria para distraer la atención de los estadounidenses de la esencia de lo que publicaron los hackers“.
Putin acusó a Washington de querer imponer a otros países sus “dictados”. Al mismo tiempo se mostró dispuesto a mejorar sus relaciones y tejer “relaciones amistosas con una potencia y una economía tan grande como Estados Unidos”.
