Samsung se ha desplomado en bolsa tras suspender las ventas de su Galaxy Note 7, que desde que salió a la venta, el pasado 19 de agosto, no ha dejado de dar problemas. Con un innovador diseño y una tecnología punta, el que estaba destinado a convertirse en su producto estrella, se ha convertido en un quebradero de cabeza para el principal fabricante mundial de teléfonos inteligentes.
La decisión del gigante surcoreano se produce después de varios casos de explosiones e ignicciones espontáneas de su último modelo de teléfono inteligente, rebautizado como ‘phablet’ (entre el teléfono inteligente y la tableta, por su tamaño), debido a baterías defectuosas.
Además de suspender sus ventas, Samsung ha pedido a los usuarios que compraron un Galaxy Note 7 que lo apaguen y dejen de utilizarlo, ante el riesgo de explosión. Y es que tras los primeros indidentes, en septiembre, algunos teléfonos que fueron reemplazados han vuelto a incendiarse.
¿Por qué se quema el Samsung Galaxy Note 7? https://t.co/FM9ZcnuHh2 pic.twitter.com/srxntML6Hu— eldiario.es (@eldiarioes) 11 de octubre de 2016
Samsung: Don’t use, don’t sell Galaxy Note 7 – CNET https://t.co/yxm4AnQQL2 #GalaxyNote4— Galaxy Note 7 (@GalaxyNote_7) 11 de octubre de 2016
Samsung ha justificado su decisión señalando que los incidentes ocurridos necesitan una “investigación en profundidad” y que “la seguridad de los consumidores” es su prioridad. Los fieles a Samsung no ocultan su decepción.
“Como usuaria de Samsung, es una lástima que la compañía esté atravesando por estos problemas, teniendo en cuenta el valor de la marca en Estados Unidos”, explicaba desde Seúl Kim Gardner, usuaria de productos de Samsung.
Al impacto sobre la imagen de marca y la confianza de los consumidores, se unen las pérdidas económicas.
Las acciones de Samsung Electronics han caído algo más de un 8,04% en la bolsa de Seúl.
Los expertos estiman que el fiasco del Galaxy Note 7 puede costar a Samsung 10.000 millones de dólares (9.000 millones de euros) o más.
