Rusia ha vuelto a imponer su veto a una propuesta sobre Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. El texto, impulsado por Francia y España, proponía un alto el fuego inmediato en Siria y el final de todos los bombardeos aéreos sobre Alepo. Esta es la quinta vez que Rusia utiliza su derecho de veto sobre el conflicto sirio, que en cinco años ha dejado más de 300.000 muertos.
Un texto alternativo presentado por Moscú, que no contemplaba el fin de los bombardeos sobre Alepo, tampoco salió adelante. La reunión ha puesto en escena una vez más el desencuentro entre Rusia y Occidente sobre cómo poner fin a esta guerra. “Su veto ha confirmado lo que ya sabíamos desde hace mucho. Las acciones de Rusia en las últimas semanas demuestran hasta qué punto es falso su compromiso con el proceso de paz”, espetó el embajador británico Matthew Rycroft a su colega ruso.
Entretanto, Unicef alerta de que la situación en el este de Alepo se ha vuelto desesperada, en especial, para los menores atrapados por los combates. Los bombardeos han matado a más de 100 niños y destruido hospitales y colegios.
“Nos han dicho que debido a la falta de servicios y equipamientos de salud, los médicos no pueden hacer frente a todos los casos y a algunos niños en situaciones desesperadas se les ha dejado morir (...) La violencia debe cesar y, en cuento cese, estamos listos para intervenir y prestar auxilio a la población de Alepo oriental”, dice la representante de UNICEF en Siria, Hanaa Singer.
Apenas quedan 30 médicos para una población de 275.000 personas sometida a un brutal asedio. La ayuda internacional no ha podido llegar a los barrios rebeldes de Alepo desde principios de julio.