De acuerdo con los datos de una encuesta realizada por la empresa B+Safe entre 1.500 turistas internacionales alojados en hoteles de 10 Comunidades Autónomas españolas, el 73% prefieren alojarse en establecimientos turísticos que estén cardioprotegidos.
Un 20% de las personas que han elegido nuestro país como destino durante el período estival se han interesado por la presencia de desfibriladores al realizar la reserva o al llegar al establecimiento donde se alojan.
“Estos equipos son demandados especialmente por las personas que proceden de los países nórdicos, Alemania y Francia, lugares donde la presencia de desfibriladores en los establecimientos públicos es bastante habitual y en torno a 8 y 10 veces superior a la de España”, asegura Nuño Azcona, Director General de B+Safe.
Un estudio realizado por esta misma empresa en 2015, en una muestra de 600 hoteles españoles, reveló que sólo el 29% de estas instalaciones situadas en las principales ciudades españolas está cardioprotegida, pese a que el 59% cree que la incorporación de un desfibrilador mejoraría su percepción.
Estas cifras son muy inferiores a la media de la mayoría de países europeos y por supuesto de otros como Japón o Estados Unidos. En este último, hay ciudades que garantizan a sus vecinos el acceso a un desfibrilador en menos de tres minutos, independientemente del lugar en el que se produzca la parada cardíaca”.
“Sorprende la escasa presencia de desfibriladores en los establecimientos turísticos en un país líder en el sector, que aporta al PIB 124.000 millones de euros al PIB y en el que trabajan 1,4 millones de personas”, añade Azcona, para quien “una apuesta fuerte por la cardioprotección en el sector turístico repercutiría de manera muy positiva en el posicionamiento de la Marca España y en la apuesta de nuestro país por incrementar la oferta turística de calidad”.
Para el Director General de B+Safe, “es necesario aumentar la presencia de esta tecnología que salvavidas, así como formar al personal que trabaja en los establecimientos turísticos para poder actuar con las máximas garantías de éxito en caso de parada cardíaca. Los hoteles incorporan múltiples dispositivos de seguridad anti-incendios, de accesos, botiquines, etc. Y los desfibriladores deben ser un elemento más. ”.
La legislación española actual no ayuda a avanzar en este sentido. Sólo Canarias regula de manera específica la obligatoriedad de disponer de desfibriladores en los hoteles con más de 1.000 plazas.
Pese a ellos, B+Safe ha detectado “un interés creciente entre los responsables de los establecimientos turísticos españoles, tanto de la costa como del interior, por incorporar la cardioprotección a sus instalaciones y los espacios preparados para actuar en caso de que se produzca una parada cardíaca, no dejan de aumentar, aunque aún estamos a gran distancia de otros países de nuestro entorno”.
En España la parada cardíaca produce cada año más de 30.000 fallecimientos al año. La disponibilidad masiva de desfibriladores puede salvar miles de vidas puesto que, en caso de parada cardíaca repentina, la capacidad de reacción en los primeros cinco minutos, marca la diferencia entre la vida o la muerte.
Los turistas extranjeros que visitan España demandan alojamientos cardioprotegidos