CANCIÓN DEL EXULTADO
Cantemos a la vida,
cantemos al amor;
no importa la vejez,
matemos el dolor.
Alcemos nuestras copas
repletas de licor;
el vino es el nectáreo
candil del corazón.
Cuando la muerte llegue
con su guadaña atroz
a destrozar la llama
que nos brindó calor,
digámosle a la Oscura
con resonante voz:
“cantamos a la vida,
cantamos al amor,
no importa tu presencia,
matamos el dolor”.
Y alcemos nuestras copas
repletas de licor,
cantándole a la muerte
lo mismo que al amor;
el vino es el nectáreo
candil del corazón.