Nigeria refuerza su presión fiscal, ante el desplome de sus ingresos por la caída de los precios del petróleo que supone el 70 por ciento de las arcas del Estado. La mayor economía de África se ve obligada a poner en marcha un vasto programa de recogida del impuesto de la renta, en un país donde el ochenta por ciento de la actividad es en negro, para afrontar su primera recesión en veinte años.
Así, el Gobierno espera aflorar oficialmente setecientas mil empresas y diez millones de nuevos contribuyentes sobre los diez millones actuales. Para ello, propone una amnistía fiscal.
“Estamos pensando en ofrecer una exención de intereses y sanciones a los que no hayan pagado el impuesto de la renta en los últimos tres años”, detalló el presidente del servicio de impuestos nacional", Tunde Fowler. “Creo que es lo correcto. Les daremos cuarenta y cinco días para que puedan acogerse a esta amnistía”.
Ante la crisis económica, el presupuesto del Ejecutivo para el año que viene se situa en un nivel récord de 16.500 millones de euros triplicando las inversiones. Para compensarlo, se apuesta por esta regularización fiscal. A principios de año, ya se creó una unidad especial de inspectores para la tarea.
Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional recomienda que se suba el actual cinco por ciento de IVA. Pero el banco central considera que, dada la elevada economía en negro nigeriana, es mejor posponer esta medida.