Tiziana Cantone representa el drama de las redes sociales. Esta joven italiana, de 31 años, se ahorcó en su casa de Nápoles el martes después de que seis vídeos suyos con contenido sexual fueran publicados en internet el año pasado. Cantone hizo y envió las grabaciones a su expareja para darle celos. La respuesta de él fue publicarlas en diversas páginas web y redes sociales.
La Justicia italiana ha abierto una investigación para determinar si hubo inducción al suicidio en la muerte.
La difusión de esos vídeos provocó que la joven fuera foco de burlas e insultos continuados. Una de ellas es la frase “Stai facendo un video? Bravo” (¿Estás haciendo un vídeo? Bien hecho), en alusión a la pregunta que le hizo al chico con el que tuvo sexo para asegurarse de todo iba a ser grabado. Cantone, que perdió su trabajo, incluso intentó cambiar su identidad y abandonar su ciudad.
Si sta degenerando…#TizianaCantone pic.twitter.com/syXGpiPaYI— Andate Piano (@andatepiano) 29 de mayo de 2015
“Mucha gente desconoce los riesgos de las redes sociales, su naturaleza y su dimensión sin fronteras. Las redes sociales son un mundo sin límites en el que una vez que hemos publicado comentarios o fotografías, es muy difícil de controlar”, ha expresado el presidente de la Agencia Italiana de Protección de Datos, Antonello Soro.
La semana pasada la Justicia italiana ordenó suprimir los vídeos y condenó a varios sitios que los habían difundido al pago de costas.
A pesar de ello, también se consideró que Cantone consintió las grabaciones y fue condenada a pagar 20.000 euros de costas a cinco páginas web.
