La policía antidisturbios turca usó este domingo la fuerza para dispersar manifestaciones en varias localidades, sobre todo del Kurdistán, contra la intervención de 28 ayuntamientos. Los agentes utilizaron cañones de agua y llevaron a cabo un número indeterminado de detenciones.
28 alcaldes han sido relevados de sus funciones, por tener supuestos vínculos con el PKK o con el expredicador Gülen, acusado de estar detrás del fallido golpe de Estado de julio. Doce han sido detenidos. Los 28 alcaldes han sido reemplazados por administradores cercanos al partido de Erdogan.
El partido prokurdo HDP, tercera fuerza en el Parlamento, condena y rechaza dicha intervención.
“Es imposible aceptar esto. Rechazamos esta implementación. Los alcaldes elegidos por el pueblo están aquí. No es factible que nadie más que estas personas sean designadas como alcaldes con dos firmas. Condenamos esta intervención”, declaraba Nihat Akdoğan, diputado del Partido Democrático de los Pueblos (HDP).
El HDP ha instado al Gobierno a dejar de “aprovecharse” del Estado de emergencia que rige desde la intentona golpista, del 15 de julio. Desde entonces, se suceden las purgas y la represión. Miles de personas han sido detenidas y miles de funcionarios, jueces, militares, periodistas y profesores han sido suspendidos.