Este 24 de agosto, Turquía lanzó la más grande ofensiva en territorio que no es suyo: Siria.
Tanques, aviones y fuerzas de operaciones especiales cruzaron la frontera sin autorización ni aviso, y se metieron al país vecino. El objetivo que ellos informan fue rescatar la ciudad siria de Yarablus, controlada por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Esta invasión militar sólo es la mera punta del iceberg. Debajo hay tantas acciones, hechos como preguntas, además tan delicadas.
Porque el juego que está jugando Turquía, no son los terroristas de Daesh. En las decisiones está arrastrando los nombres de Rusia, EE.UU., la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los kurdos, y al Gobierno de Siria, y además las posiciones regionales que tensan la cuerda desde Arabia Saudí hasta Irán.
Este 24 de agosto, Turquía lanzó este ataque a Siria, lo que a simple vista no es compatible, es además contrario con lo que Turquía hizo hace 15 días, pedirle perdón a Rusia y darse la mano "mi amigo", llamó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en San Petersburgo.
No es compatible porque ahí acordaron hacer todo lo posible por la paz, por el cese al fuego y por tomar decisiones consensuadas en una coordinación militar, diplomática y de servicios de Inteligencia que ahí mismo se les ocurrió inventar.
No es compatible porque Rusia apoya la soberanía y al Gobierno de Siria y sus ataques son bajo el permiso y petición del presidente Bashar al-Asad.
¿Entonces por qué hizo esto Turquía? En el mismo momento que se realizaba este ataque que daba la espalda a una posible unión Siria-Rusia-Turquía (vislumbrada hace unas semanas), Joe Biden, el vicepresidente de EE.UU. viajaba para encontrarse con el mismo presidente de Turquía.
Turquía, alineada a la OTAN y a EE.UU., que después tomó su distancia y le dio la mano a Rusia, ¿otra vez está coqueteando con EE.UU.? ¿O está coqueteando con todos, amigos, enemigos, rivales de siempre?
En el terreno de fuego, Turquía no sólo atacó militarmente para salvar de los terroristas a la ciudad siria, sino también para impedir que los kurdos-sirios se acercaran, kurdos-sirios que apoya EE.UU. y que se quieren independizar de Siria, y que a Turquía no le conviene porque le armarían un nuevo país dentro de la propia Turquía, pero que le da un maquillaje altruista el propio Erdogan al decir que lo hizo por el bien del pueblo y la integridad de la Siria unida.
Pero en realidad, el ataque de Turquía impidió que los kurdos-sirios fueran los héroes que rescataran a la población de Yarablus, y que además así, se apoderaran de una localidad que abriría un corredor de este a oeste frente a la frontera turca, que les daría más facilidad para proclamar su nación kurda.
Esta es Turquía, jugando a todos los frentes y confundiendo al mundo. ¿Está con Rusia? ¿Está con EE.UU.? ¿Estaba con Siria? ¿O no está con nadie?
El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche en Detrás de la Razón, desde los estudios de Teherán; Londres, seis de la tarde; México y Colombia, doce del día; Madrid, ocho de la noche.