Una serie de atentados atribuidos a la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)causa al menos catorce muertos y más de 250 heridos en el este de Turquía. En menos de veinticuatro horas, la guerrilla encadenó tres ataques contras intereses policiales y miltares en zonas kurdas y otras más lejos de su radio habitual. Además, en dos de ellos empleó la táctica del coche bomba que era más inusual hasta ahora y es más mortífera.
Este fue el caso en el de las afueras de Elazig, capital de la misma provincia, en el que murieron cinco policías y 145 personas fueron hospitalizadas: sesenta de ellos civiles. Esta provincia no era atacada habitualmente por el PKK y supone un feudo del nacionalismo conservador turco encarnado por el partido en el Gobierno AKP. A la zona se desplazaron el primer ministro Binali Yildirim, acompañado de otros miembros del Ejecutivo, además del jefe del Estado Mayor.
El atentado de Elazig se produjo a primera hora de la mañana de este jueves. Los otros dos atentados en zonas propiamente kurdas del sureste del país. El primero en la provincia de Van. Y el tercero, en la provincia de Bitlis.
Este último al mediodía fue el más sangriento, con seis muertos por la explosión de una mina al paso de un convoy militar. Uno de los fallecidos era un miliciano kurdo ‘korucu’ progubernamental cuando se enfrentó a tiros con militantes del PKK.
El ocurrido en Van a medianoche mató a dos civiles y a un policía con un coche bomba. Los civiles muertos celebraban una boda en un salón delante de la comisaría que era el objetivo en esta zona turística limítrofe con Irán. Las acciones del PKK se han recrudecido desde su cese el fuego el verano pasado.